Sentado ante una roca frente al mar
me pregunto por mí, por la sustancia
y el nombre verdadero de las cosas.
En la brumosa quilla de una nube
llega el fantasma de las despedidas.
¿Qué puedo dar, qué damos
cada uno a los otros
sino la voluntad de darnos dicha?
Pero somos tan solamente tiempo,
la biografía de un camino errante
que avanza hacia su fin.
La nube se desata en leve lluvia,
y, extática ante mí, como una esfinge,
me ofrece su brevísimo
diluvio constelado.
Siento que yo fui otro en el origen,
tal vez hijo o hermano
de la sabiduría del sosiego.
Cae sobre el mar la noche, y las estrellas
iluminan mis sombras.
Oteo la templanza: sé que debo
morir, pero la muerte
no ha de acallar mi voluntad de vida.
Y anoto esta divisa:
porque mañana tienes que morir,
hoy tienes que cantar;
escribe, pues, un himno.
Del libro, La condición mortal, de Antonio Gracia. Premio Vicente Martín del Excmo. Ayto. de Torrejón de la Calzada. Ediciones Vitruvio. Número 222 de la Colección Baños del Carmen.
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