Escuché esta palabra cuando sólo era un niño,
venía de las noches y los perros,
de las lluvias heladas sobre el valle.
No entendí su presencia, y pasaron los años largamente.
(A veces, las palabras, esperan una vida hasta recuperarnos).
Detrás de ciertas vallas, mientras iba creciendo,
escuché la palabra como un eco, envuelto por el humo
de tanta adolescencia. Era sólo un rumor que me llegaba,
una vaga presencia de la vida, cuya devastación me concernía…
y a todos exaltaba.
No entendí su presencia, y pasaron los años nuevamente.
(A veces, las palabras, esperan otro cuerpo para recuperarnos)
Esta noche que escucho los ladridos, detrás de la ventana,
comprendo que en su origen ha crecido mi vida,
que ha estado entre mis huesos, camuflada,
igual que un cáncer ronco de ternura.
Entendí su presencia.
Un huérfano es aquel que descubre su origen…
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